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Sexting (contracción de sex y texting) es un término de origen anglosajón que se utiliza para referirse al envío de contenidos eróticos o pornográficos por medio de teléfonos móviles.
El sexting comenzó haciendo referencia al intercambio de SMS de naturaleza sexual, pero se ha ido ampliando a otros canales de mensajería o medios online.
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) lo describe como el hecho de “hacerse fotografías, grabarse en un vídeo o audio, o dejar que lo hagan otros en una situación comprometida o íntima”. Según una encuesta publicada por investigadores de la Universidad del País Vasco en 2018, el 31% de los menores de 11 a 16 años en España reconoce haber practicado el sexting.
La motivación y el acto de compartir fotos personales explícitas no es algo nuevo; el intercambio de fotografías de naturaleza erótica con otras personas -especialmente entre los jóvenes- antecede, con mucho, a la era digital.
Pero debido a la amplia disponibilidad de mensajería móvil y de cámaras en los teléfonos móviles, se ha vuelto mucho más fácil y rápido reenviar fotos personales explícitas. Desde 2008, coincidiendo con el auge de nuevos servicios de mensajería, los mensajes de sexting se han vuelto populares entre adolescentes y preadolescentes de todo el mundo.
Precisamente el problema del sexting radica en lo fácil que es retransmitir las fotos, que pueden ser utilizadas voluntaria o involuntariamente para humillar a los implicados. La práctica en sí misma podría no pasar de un juego íntimo entre dos personas que participan voluntariamente, pero puede dar pie a delitos como la sextorsión o el Revenge Porn. Y los daños a la privacidad son difíciles de mitigar: cuando una foto se publica en línea, es prácticamente imposible suprimirla completamente y recuperar todas las copias.
Es una forma de chantaje a una persona utilizando una imagen de la víctima desnuda que ésta compartió a través de Internet mediante sexting. Con este medio de presión, la persona es posteriormente coaccionada para tener relaciones sexuales con el chantajista, para producir pornografía o pagar un rescate.
El chantaje se suele realizar por Internet, ya que asegura un cierto grado de anonimato al criminal y puede ser realizado por conocidos, exparejas o personas desconocidas, por medio de imágenes obtenidas en el contexto de una relación sentimental o bien de imágenes obtenidas mediante webcams, email, mensajería instantánea, teléfonos u otros dispositivos móviles.
Consejos básicos para evitar sobre el Sexting
Si envías una foto erótica tuya por móvil o internet, especialmente por medios no cifrados, corres el riesgo de perder el control sobre dónde puede acabar esa información.
Sexting en la ley de protección de datos
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha presentado un manual en el que recoge las conductas en las que la difusión de información ajena a través de internet puede representar la comisión de un delito.
En concreto, las imágenes íntimas enviadas o tomadas en un ámbito privado y que acaban siendo publicadas sin permiso suponen un delito grave. Eso incluye a aquellos que difundan este tipo de grabaciones a través de mensajería o redes sociales, aunque no conozca a las personas que aparecen en la grabación o las fotografías.
Cualquier que participe en su publicación o los comparta se expone a multas y penas de prisión de tres meses a un año (artículo 197.1 del Código Penal).