La Unión Europea se está quedando atrás en sus objetivos de transformación digital para 2030, según el informe de este año de la Comisión sobre el Estado de la Década Digital. Los 28 se han fijado cuatro objetivos principales: la transformación digital de las empresas, el impulso de su infraestructura digital, cultivar competencias digitales y la digitalización de servicios públicos clave y registros sanitarios.

Sin embargo, las conclusiones de la Comisión revelan que los esfuerzos actuales de los Estados miembros no están a la altura de las ambiciones de la UE, en todos los ámbitos. “El informe de hoy muestra claramente que no vamos por buen camino para alcanzar nuestros objetivos de transformación digital en Europa”, afirmó Margrethe Vestager, responsable de Competencia de la UE. El informe señala cuatro problemas principales, pero aporta también un motivo de optimismo para el futuro.

Leer también: El controvertido proyecto de reglamento europeo sobre la vigilancia de los servicios de mensajería se estanca en su tramitación

Problemas identificados en el informe de la Comisión

En primer lugar, señala que la adopción de competencias digitales es “alarmantemente insuficiente”. Según el informe, menos del 60% de la población de la UE tiene -como mínimo- competencias digitales básicas, mientras que el número de profesionales de las TIC alcanzará sólo 12 millones al final de la década, muy por debajo del objetivo de 20 millones.

Conectividad deficiente

Otro problema importante es el escaso avance en la cobertura de la conectividad. Las redes de fibra, esenciales para velocidades rápidas y para soportar tecnologías como la IA y el IoT, solo están disponibles para el 64% de los hogares europeos. Además, las redes 5G solo llegan actualmente al 50% del territorio de la UE. Para hacer posible la conectividad de fibra y 5G en todo el bloque, la UE afirma que necesita 200.000 millones de euros adicionales en inversiones.

Dependencia tecnológica de terceros países

El tercer problema es la fuerte dependencia de terceros países. Alrededor del 80% de las tecnologías y servicios necesarios para la transformación digital de la UE se desarrollan en terceros países. Mientras, las empresas europeas también luchan por hacerse un hueco significativo en el mercado tecnológico mundial. Sin embargo, solo tres empresas con sede en la UE figuran entre las 50 primeras del sector de las TIC por capitalización bursátil: ASML, SAP y Schneider Electric.

Lenta adopción de herramientas digitales por parte de las empresas

Por último, la adopción de herramientas digitales por parte de las empresas está siendo lenta. Las empresas europeas van a la zaga en la adopción de tecnologías esenciales como la IA, la computación en la nube y big data. En 2023, el uso de estas tecnologías estaba muy lejos del objetivo del 75% fijado para 2030. Si la tendencia continúa, solo el 64% de las empresas utilizará la nube, el 50% el big data y el 17% la IA a finales de la década. La transformación digital de las pymes también avanza lentamente, con un incremento anual del 2,5%, la mitad de la tasa de crecimiento necesaria para alcanzar el objetivo.

Llamada a la cooperación y las inversiones

El motivo de esperanza son los beneficios de la industria de los semiconductores y la tecnología cuántica. Mientras que a nivel mundial el sector de semiconductores experimentó un importante descenso del 14% en sus ingresos entre 2022 y 2023, el mercado de la UE demostró su resistencia con un descenso del 3%, pasando de 90.000 a 87.000 millones de euros. La UE también espera tener su primer ordenador con aceleración cuántica este mismo año, cuando el objetivo inicial se había fijado para 2025.

La Comisión Europea ha actualizado sus recomendaciones para cada Estado miembro, que tendrá que revisar y actualizar su hoja de ruta nacional antes de diciembre de 2024. Las recomendaciones se centran en “las inversiones, la cooperación transfronteriza, la realización del mercado único digital y el impulso a la adopción de tecnologías clave como la inteligencia artificial”, según apuntó el entonces comisario de Mercado Interior, Thierry Breton.