Por desgracia, no hace falta ser famosa como Pamela Anderson para que un ciberdelincuente ponga el ojo sobre ti. En su caso y, tal y como relatan en la serie de Disney+ “Pam y Tommy”, Anderson y su entonces marido, Tommy Lee, fueron víctimas de sextorsión cuando se difundió, sin su consentimiento, una sextape donde aparecían ambos.
Por aquel entonces era la época del auge de Internet y la viralidad de los contenidos no alcanzaba la dimensión y la globalidad de la actualidad. Sin embargo, una vez está publicado en la web, es casi imposible hacer que desaparezca del todo.
¿Cuál es la diferencia entre ‘sexting’, ‘sextorsión’ y ‘grooming’?
Cuando, por voluntad propia y de manera consciente, envías a través de internet y plataformas digitales contenido sexual en forma de fotos, vídeos o textos, estás llevando a la práctica el término de ‘sexting’.
Mientras que, en la ‘sextorsión’, se amenaza a la víctima con difundir y hacer público el contenido sexual de ésta. Este delito puede responder a intereses económicos o como motivo del conocido “porno venganza”.
El ‘grooming’ es una práctica donde un adulto intenta ganarse la confianza de un menor para que le envíe ese tipo de contenidos (sexting) y satisfacer sus necesidades pedófilas. Para ello suelen suplantar la identidad de otros menores y puede derivar en sextorsión.
En España el delito de sextorsión afecta a 6.000 personas y sólo tres de cada diez denuncian ante las autoridades. La plataforma de Facebook notificó hasta 54.000 casos de pornografía de venganza en un único mes. La red social ha sido una de las principales plataformas en desplegar una lucha activa para vigilar este tipo de casos y desactivó hasta un total de 14.000 cuentas relacionadas con contenido de abuso sexual y decenas de casos en los que estaban implicados menores.
“Mucha gente no se atreve a denunciar y acaba aceptando pagar el chantaje y prefiere guardar silencio. Es un mal oculto”.
Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager de Panda Security alerta: “Lo grave de este delito es que realmente no se conoce la verdadera dimensión de la cantidad de afectados. Mucha gente no se atreve a denunciar y acaba aceptando pagar el chantaje y prefiere guardar silencio. Es un mal oculto”.
Los adolescentes y las personas que no disponen de tanta información sobre las plataformas digitales son los dos grupos más afectados por este tipo de prácticas. En especial las chicas. No cuentan con las herramientas necesarias para hacer frente a este tipo de delitos, cuando se les amenaza con exponerles frente a sus más allegados y el nivel de chantaje y daño psíquico-emocional es muy alto.
La ‘sextorsión’ es una de las principales amenazas cibernéticas y hay dos tipos:
- El primero se basa en una relación de confianza como podrían ser parejas que han compartido fotos o vídeos íntimos que acaban en un chantaje con publicarlas a cambio de alguna imposición económica o moral del extorsionador.
- En el segundo tipo, el ciberdelincuente emplea la ingeniería social para acceder al contenido de manera ilegal en los dispositivos de la víctima, y una vez los ha conseguido, lleva a cabo el chantaje.
Siete consejos de seguridad que sacamos de la serie
- El primero y más importante, nunca ceder a un chantaje de este tipo. No cumplir sus peticiones, sean del tipo que sean y acudir a las autoridades del país de residencia.
- No compartir ningún archivo audiovisual que pueda comprometernos ni con nuestra pareja. Aunque en la actualidad tengas una relación maravillosa, nunca se sabe qué puede ocurrir en el futuro o en manos de quién puede acabar su teléfono móvil.
- Y, ni mucho menos, con desconocidos. Ni siquiera, aunque no se nos vea la cara. Puede haber cualquier detalle o matiz del fondo o nuestro cuerpo, como ropa, cicatrices o tatuajes que podría servirles para vincularnos y chantajearnos.
- Si has perdido o te han robado algún dispositivo electrónico y crees que tienes contenido explícito o sensible (ya sea tuyo o de cualquier otra persona), realiza inmediatamente un borrado permanente en el dispositivo para eliminar todo documentos y archivo que tengas en él.
- Recuerda que una vez que has compartido cualquier fotografía por Internet queda alojada para siempre en la web.
- Ten actualizados todos tus equipos para que los cibercriminales no puedan acceder a tu información privada a través de la articulación de malwares o ransomwares. En ocasiones, pueden haberte espiado o grabado a través de la cámara frontal de ordenador o móvil. Recuerda que hasta Mark Zuckerberg dijo que tapaba la cámara de su ordenador, ¡por algo será!
- Por último, actualiza periódicamente todas tus contraseñas. Una vez hayan logrado acceder a una de tus cuentas, si tienes la misma, la utilizarán para abrir otras cuentas o perfiles que tengas en el correo, redes sociales, etc.
Consecuencias de la sextorsión
Normalmente los cibercriminales suelen llevar a cabo un chantaje mantenido en el tiempo, en el que primero se establece una relación de confianza para que la víctima sienta que no hay peligro al hacer entrega de esas imágenes o vídeos, y además le proporciona información sobre su esfera privada, que más tarde le servirá para usar en su contra.
Consecuencias económicas: suelen pedir grandes cantidades de dinero por el rescate y no difusión de esas imágenes. A veces son cantidades que los menores no poseen y tienen que acudir a sus familiares y entorno más cercano.
Consecuencias sociales: la sextorsión pone en práctica la violación de los derechos de la privacidad, intimidad y propia imagen de la víctima.
Consecuencias psicológicas: las secuelas en la salud mental de la víctima suelen ser graves, ya que han estado expuestas a un continuo chantaje. Están cohibidas por continuas amenazas que le hacen sentir culpabilidad o vergüenza y la gestión de estas situaciones puede convertirse en un auténtico calvario emocional para la víctima.
En el peor de los casos, la extorsión alcanza niveles en los que se pide a la víctima el envío de más vídeos y fotos del mismo contenido. Esta práctica es muy peligrosa porque pueden darse casos de explotación y pornografía infantil.