A estas alturas de la vida (digital) seguro que te has cruzado con uno de ellos en algún momento. Sí o sí. En redes sociales están por todas partes. Hablamos de los enlaces acortados.
Son útiles, y mucho. En un tuit, por ejemplo, caracterizado por la famosa limitación de 140 caracteres, una URL acortada da margen para escribir algo más. Y además de esa ventaja, su uso tiene otras características, y una de ellas se ha convertido en un arma de doble filo: entra en juego el factor sorpresa, ya que no sabes a dónde te llevará.
Es a partir de aquí cuando hay que andarse con pies de plomo. Un enlace acortado se presenta ante nuestros ojos como un misterio. No sabemos a qué web nos llevará, ni qué aparecerá en nuestras pantallas. Así, las URLs acortadas se convierten en un verdadero paraíso para el malware y el phising. Haces clic y estás perdido.
Ante todo, que no cunda el pánico. Que se crucen en tu camino a diario en Twitter y que puedan contener una sorpresa desagradable no quiere decir que todos sean una bomba de relojería. Algo de precaución y de sentido común pueden servirte para evitar una catástrofe en tu ordenador.
Para empezar, mucho ojo con la fuente que pone ante tus ojos la URL. Si es un medio de comunicación o un blog que tuitea el titular de un artículo y un enlace, lo lógico es que el link te lleve a dicho artículo. Haz clic sin miedo. Sin embargo, si te encuentras un mensaje de algún conocido (o incluso desconocido) que te dice “¡Qué bien sales en esta foto!” y un enlace acortado, mejor sospecha.
En cuanto a los múltiples servicios utilizados para acortar enlaces, unos suelen ser más fiables que otros. Por ejemplo, los servicios de Google y Bit.ly son más seguros, pero tampoco lo suficiente como para que puedas hacer clic en ellos tranquilamente si la fuente es desconocida.
Herramientas infalibles
Tirar de sentido común es un buen primer filtro para decidir si pinchas o no, pero tampoco es infalible. Por suerte, un buen puñado de herramientas nos permiten alargar los enlaces acortados o, lo que es lo mismo, ver qué hay realmente detrás de cada link. Habrás matado el factor sorpresa, pero gracias a estos métodos no tendrás que llevarte las manos a la cabeza más tarde.
Para empezar, un pequeño truco si te topas con enlaces de Bit.ly o del acortador de Google. Copia el enlace, pégalo en la barra de tu navegador y, antes de darle a ‘Enter’, añádele el símbolo “+”. Esta es la manera de ver las estadísticas asociadas a esa URL, lo que te permitirá saber a qué web te conduce, entre otras cosas.
Más allá de este pequeño truco, una extensión en tu navegador o la visita a un sitio web que nos resuelva el misterio pueden ser más que suficientes para evitar que un cibercriminal nos dé un regalo envenenado dentro de un apetecible ‘link’.
Sitios web como Unshorten.it hacen exactamente lo contrario que un acortador de enlaces. Introduce en estas páginas web la URL acortada que te genera dudas y verás a dónde te lleva exactamente.
Como decíamos, estos no son los únicos sistemas para despejar las sombras que hay sobre los enlaces acortados que vemos a diario en redes sociales. De hecho, la opción más cómoda es instalar una extensión en el navegador, para conocer el destino de los enlaces acortados sin tener que estar consultando constantemente uno de los sitios web que mencionábamos antes.
Tanto si usas Google Chrome como si utilizas Mozilla Firefox, hay una solución para atajar el problema de los misteriosos contenidos de un enlace acortado.
- Para Firefox, podemos utilizar la versión para navegador de Unshorten.it. Si la web alargaba los enlaces insertándolos en una ventana, la extensión para Firefox hace lo propio ahorrándonos unos cuantos segundos. En lugar de abrir una pestaña en el navegador y copiar y pegar la URL, con esta extensión solo tendremos que hacer click con el botón derecho del ratón sobre el enlace acortado y elegir una nueva opción que aparecerá en el menú: ‘Unshorten this link’.
- Si tu navegador es Google Chrome, no te faltarán opciones. Es el caso de LongURL (sí, la versión para el navegador de Google de la web de la que hablábamos), un complemento que muestra toda la información referente al enlace acortado – URL incluida – al pasar el ratón sobre él.
Aún así, escojas el método que escojas, aún tendrás que hacer uso del sentido común para decidir si, finalmente, el sitio es de fiar o no. Cuando alargas un enlace y el nombre del sitio web al que te lleva no te suena de nada o, directamente, aparece ante tus ojos con una dirección web incomprensible, lo mejor es que seas cauto y no entres. En este caso, el refrán es totalmente cierto. Más vale prevenir que curar.
1 comments
Gracias por el aporte interesante.
Saludos