Una conversación online entre una pasajera y su aerolínea se ha convertido en viral y ha creado un vivo debate en las redes sobre la privacidad de los viajeros. La periodista MacKenzie Fegan se encontraba en un aeropuerto de Estados Unidos preparada para coger un vuelo, dispuesta a presentar su tarjeta de embarque. Sin embargo, en el mostrador descubrió que todo lo que tenía que hacer era mirar a una cámara y que nadie le pidió en ningún momento el billete.
Aunque pueda parecer práctico, la medida despertó muchas dudas en la pasajera, dudas que publicó en Twitter con la aerolínea JetBlue y con otros usuarios en un hilo muy compartido. “Probablemente estos escáneres de reconocimiento facial están cotejando mi imagen con algo para verificar mi identidad”, escribió. “¿Cómo sabe JetBlue cómo soy?”. Fegan también planteó diferentes preguntas sobre cómo ha llegado la empresa a desarrollar esa tecnología y quién tiene ese registro con las caras de los pasajeros.
Desde JetBlue intentaron aportar algo de luz sobre la cuestión. “Esas fotos no se nos proporcionan directamente a nosotros, son transmitidas de manera segura a la base de datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés). JetBlue no tiene acceso directo ni almacena las imágenes”, respondieron desde su cuenta de Twitter.
Tecnología a las puertas
No obstante el tema ha despertado un debate sobre cómo de preocupados debemos estar de que empresas privadas tengan acceso a estos datos. La ONG Electronic Frontier Foundation (Fundación Frontera Electrónica) terció en la misma conversación: “Que el gobierno recopile y comparta este tipo de datos, con este nivel de detalle, con tantas agencias y socios privados es algo que no tiene precedentes. Necesitamos una supervisión y regulación adecuada para asegurarnos de que nuestra privacidad esté protegida”.
El reconocimiento facial lleva más de una década desarrollándose de forma discreta y lo más probable es que se convierta en una tecnología común en los próximos años. Al menos en EEUU donde actualmente existe un proyecto denominado Biometric Exit (Salida biométrica), que utiliza sistemas de comparación facial para identificar a todos los titulares de visados, cuando intentan dejar el país. A todos los pasajeros se les toma una fotografía inmediatamente antes del embarque, que se compara con imágenes de una base de datos de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), que contiene imágenes de todas las solicitudes de pasaporte y visa, según han informado varios medios de comunicación norteamericanos. Si no hay coincidencia en el sistema, podría ser un indicio de que el visitante entró ilegalmente al país.
Estado de vigilancia
El sistema ya se ha testado en varios aeropuertos, pero gracias a un nuevo impulso de la administración Trump es probable que se acabe extendiendo a todos los vuelos internacionales y cruces fronterizos en los Estados Unidos. El Departamento de Seguridad Nacional de este mismo país afirmó recientemente en un informe que quiere desplegar la tecnología de reconocimiento facial en el 97% de los pasajeros en vuelos de salida para el año 2023.
Lo que hace unos años parecía un escenario de ciencia-ficción va camino de convertirse en una realidad omnipresente, lo cuál plantea muchas preocupaciones sobre vigilancia y privacidad. Ahora mismo el CBP almacena todas las imágenes de su base de datos que están marcadas para inspección (por ejemplo, porque alguien se ha quedado en el país más tiempo del que permite su visado o porque ha entrado sin obtenerlo). Se trata de gran cantidad de datos que también son interesantes para otras agencias, como pueda ser el FBI, y a los que van a tener mayor acceso a medida que el sistema se vaya implantando en los próximos cuatro años.