¿Invaden los padres la privacidad de sus hijos cuando publican fotos en línea?
La preocupación que provoca la gestión de la información personal en las redes sociales ha hecho correr ríos de tinta en los últimos años. Las brechas masivas, los escándalos y las infracciones de protección de datos han servido para ilustrar las dificultades inherentes a salvaguardar la información personal de millones de usuarios, incluso cuando se dedican recursos y esfuerzo para lograrlo.
Una de las preguntas adicionales que origina esta realidad concierne al bienestar -presente y futuro- de los menores, que tienen una larga huella digital en forma de datos y fotos mucho antes de cumplir los 18. Lo más probable es que la mayoría de ellos nunca experimenten problemas relacionados con lo que sus padres comparten pero aun así se plantea una tensión entre el derecho de los mayores a compartir sus experiencias y el de los menores a la privacidad.
Ya sea para proteger a los menores ante posibles situaciones de grooming o bullying, de robos o suplantaciones de la identidad o por el riesgo de que sus imágenes acaben en redes de pornografía, expertos en educación y padres están llamando la atención sobre la importancia de proteger la privacidad de los menores. Y por el derecho al olvido de ese rastro digital, una vez entran en su vida adulta, incluido ya en algunas legislaciones.
El lado bueno de compartir
Al mismo tiempo no se pueden ignorar las ventajas que ofrece poder compartir y contactar con otros. En este caso los social media han abierto un canal para construir comunidades, acercar a familias dispersas o proporcionar apoyo y visibilidad a importantes cuestiones sociales, en las que los padres son la voz de sus hijos. Compartir ayuda a sentirse menos aislados y a recibir información y consejos útiles. Cuestiones como los horarios y el sueño de los niños, la nutrición, la disciplina, los problemas de comportamiento o la asistencia de cuidadores se hayan entre los más habituales en este tipo de redes.
A pesar de sus numerosos defectos, Facebook y el resto de redes sociales ofrece una posibilidad real de transmitir fácilmente momentos importantes de la vida a amigos y familiares. Y la realidad es que el deseo de fotografiar y compartir imágenes de nuestros momentos felices no va a desaparecer. Así que, ¿cómo mantener esos beneficios eliminando los riesgos potenciales? Es necesaria una toma de conciencia y un cambio en la comprensión de las consecuencias por parte de los usuarios, además de un impulso activo por parte de los proveedores para reforzar la seguridad.
¿Cómo y qué compartir?
- Familiarízate con las políticas de privacidad de las plataformas para saber qué uso pueden hacer de tus imágenes.
- Configura las notificaciones para que te avisen cuando el nombre de su hijo aparezca en los motores de búsqueda, utilizando las alertas de Google y otros servicios.
- Mantente en contacto con otros padres y con los centros escolares y educativos para estar al tanto de la información e imágenes que publican sobre tus hijos. Si no te sientes cómodo con algo de lo publicado puedes pedir que lo retiren.
- Los padres que deciden compartir acerca de las dificultades de comportamiento o problemas médicos de sus hijos tienen la posibilidad de hacerlo en forma anónima.
- Presta atención a que las imágenes no puedan ser utilizadas para deducir la ubicación de tu familia, sus horarios o sus rutinas.
- Una vez alcanzan la edad suficiente (entre 6 y 8 años) piensa en consultar a tus hijos para saber si están de acuerdo o no con la información e imágenes que publicas sobre ellos.