A lo largo del año pasado el mundo de las finanzas descentralizadas (DeFi) continuó su crecimiento hasta alcanzar un valor total bloqueado (TVL) de unos 15.000 millones de dólares en diciembre, un crecimiento vertiginoso si tenemos en cuenta que a principios de año ese TVL era sólo de 1.000 millones. De hecho, durante algunos meses los volúmenes de negociación en ciertas bolsas de DeFi superaron los de algunas grandes bolsas tradicionales. Y de cara a este 2021, es probable que sigan creciendo, pese al revés que ha supuesto esta semana el anuncio de Elon Musk de que Tesla abandonaba los pagos vía Bitcoin.
La propia Bitcoin y otras divisas digitales habían seguido una trayectoria claramente ascendente en estos últimos meses, ya que los compradores han encontrado nuevos usos para los activos y una oleada de nuevas tendencias de mercado se ha apoderado del mundo financiero durante la pandemia. Pero las continuas fluctuaciones en el valor de las criptomonedas han acaparado muchos titulares en estos últimos años; la subida de los precios de las divisas a niveles máximos a finales de 2020 ya suscitó muchas interrogaciones sobre la protección para inversores y sobre las regulaciones necesarias, especialmente a raíz del asunto GameStop, que encendió muchas alarmas y que anuncia algunos cambios en el funcionamiento del sector.
Regulación
La tensión entre élites dirigentes y sociedad civil es una de las bases de las criptomonedas, que nacen de un deseo de descentralización. Así que su existencia en un marco regulado presenta algunos retos. “La cuestión básica y general es que la innovación de los activos digitales ha superado nuestro marco regulador”, explicaba recientemente Timothy Massad, investigador en Harvard y expresidente de la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos, en un artículo en The New York Times. “Eso no es inusual; siempre ha habido una tensión entre la innovación y la regulación”. Uno de los mayores debates entre los cripto-reguladores gravita en torno a si las criptomonedas son materias primas o valores, así como las potenciales limitaciones del comercio minorista en cripto para ciertos mercados.
Pagos transfronterizos
Las criptomonedas se han ido convirtiendo en uno de los canales más populares para que los trabajadores expatriados envíen pagos a sus familias en sus países de origen sin tener que lidiar con costes y penalizaciones. Empresas como Ripple han apostado fuerte por este mercado pero, debido a su disputa con la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC), Ripple ha perdido socios importantes como MoneyGram, una de las plataformas de pagos para migrantes más importantes. No obstante, desde la disputa con la SEC, el 100% de los clientes de su divisa (XRP) se encuentran fuera de EEUU, fundamentalmente en el sudeste de Asia, porque los reguladores en Singapur y Tailandia han clasificado XRP como un activo digital. Además, el sector también está en auge en Oriente Medio y el Norte de África, así como en Arabia Saudí y la India.
La evolución de los TNF
Precisamente el CEO de Ripple, Brad Garlinghouse, declaraba recientemente que los tokens no fungibles (TNF) tienen mucho más futuro de lo que algunos auguran. Señala sus numerosas posibilidades de uso, sobre todo en lo que respecta a los coleccionables digitales. “Cuando se habla de Arte, objetos de colección, música, etc… hay muchos argumentos a favor del uso de esta tecnología muy convincentes”, afirmó. El crecimiento de transacciones de este tipo aumenta el volumen y diversifica las posibilidades de las criptomonedas, además de abrirlas a un público nuevo. Precisamente XRP ya está trabajando para asegurarse de que su plataforma será capaz de soportar TNF.
Bancos centrales
China, Camboya y Bahamas son algunos de los países que ya han lanzado monedas digitales a través de sus bancos centrales en los últimos meses. En Estados Unidos la Reserva Federal está trabajando actualmente con el MIT para explorar la viabilidad de una moneda digital. Algunos expertos señalan que la adopción de divisas digitales por parte de los gobiernos del mundo ayudará a estimular las transacciones transfronterizas más eficientes, aunque una parte de los usuarios siga prefiriendo divisas independientes.
Apoyo de grandes instituciones financieras
A lo largo de 2020 grandes instituciones como JP Morgan y Standard Chartered fueron construyendo soluciones DeFi para sus clientes, algunas incluso han comenzado a cubrir regularmente parte de sus inversiones en criptomonedas. Instituciones que incluyen desde Citi hasta Deutsche Bank; una tendencia que debería acelerarse en 2021 ya que muchos bancos comienzan a hacer públicos planes específicos de criptodivisas. Eso debería catalizar aún más la entrada de empresas tradicionales del lado de la demanda. Aunque los bancos de inversión han sido los actores más activos hasta ahora, los expertos apuntan a que en el futuro debemos estar atentos a los bancos privados.