Los gobiernos europeos no tienen intención de pronunciarse próximamente sobre la propuesta de reglamento conocida como ‘chat control’. Esta disposición se concibió para luchar contra la difusión de pornografía infantil mediante el análisis automático del contenido de los teléfonos de todos los europeos, propuesta que despertó las críticas de defensores de la privacidad y de los proveedores de correo electrónico.
En este contexto, el pasado junio, una votación decisiva del comité de representantes permanentes, que reúne a los miembros de los gobiernos de la Unión Europea (UE), fue aplazada indefinidamente, ante la incertidumbre del resultado de la votación sobre este texto tan controvertido.
¿Qué es el “chat control” y por qué genera tanta polémica?
Se trataba de una segunda versión para este proyecto, después de que el Parlamento Europeo revisase en profundidad su contenido original, que databa de finales de 2023. Los eurodiputados habían rebajado en gran medida las ambiciones de esa primera versión, que pretendía obligar a todos los proveedores de correo electrónico a analizar el contenido de los mensajes que pasan por sus plataformas para detectar la presencia de pornografía infantil.
La idea provocó duras críticas de empresas digitales, representantes de algunos partidos y especialistas en privacidad, que condenaron unánimemente la propuesta por considerarla imposible de cumplir sin romper mecanismos esenciales para proteger las comunicaciones de los ciudadanos europeos. Otros grupos defensores de la privacidad en la Red señalaron además sus posibles implicaciones al abrir la puerta a un control gubernamental sobre comunicaciones hasta ahora protegidas.
El Parlamento Europeo y los gobiernos nacionales divididos
La nueva versión del texto, calificada como versión “de compromiso” y redactada bajo los auspicios de la Presidencia belga de la UE, mantenía esa idea fundamental de “chat control”: un análisis automatizado generalizado de las fotos y vídeos compartidos por los propietarios de smartphones en Europa. No obstante, su principal diferencia con el proyecto inicial es que estos elementos sólo se analizarían cuando se cargan a una aplicación como WhatsApp o Messenger, en lugar del momento del envío.
Pero esta diferencia no ha convencido a los defensores de la privacidad online y a los proveedores de email y servicios de mensajería. Al igual que la primera versión, el nuevo texto también provocó la protesta de asociaciones de protección de la privacidad y de diferentes grupos de eurodiputados. 48 parlamentarios europeos firmaron una carta abierta redactada por el eurodiputado Patrick Breyer (del Partido Pirata alemán, principal opositor al texto) denunciando “un proyecto de vigilancia masiva” que constituiría “un modelo para Estados autoritarios”.
En consecuencia, la propuesta de belga se abandonó, por el momento. Sin embargo, en julio Hungría asumió la presidencia rotatoria y Budapest ha anunciado que quiere relanzar el proyecto de Chat Control. Junto con España, Hungría era uno de los países más favorables a la adopción del texto, mientras que los Ejecutivos de Alemania y Austria son los que se oponen con más firmeza.
El futuro del “chat control” y los desafíos para la privacidad online
Otros países, como Francia, no han definido claramente su postura y han pedido ajustes, incluida la garantía de que “este mecanismo no debilitará la encriptación, y que las tecnologías que garantizarán el cifrado estarán disponibles cuando apliquemos las disposiciones correspondientes del texto“.
Desde hace varios años, gobiernos, activistas y grandes empresas digitales libran una gran batalla en torno a la cuestión de la encriptación. Esta herramienta de protección de las comunicaciones, que hace indescifrable un mensaje salvo para su remitente y destinatario, se ha convertido en una clave central para proteger nuestra vida digital. Pero también complica enormemente la tarea de las autoridades que quieren poder acceder a las comunicaciones en sus investigaciones, ya que los mensajes interceptados son indescifrables, incluso para el creador de la aplicación, como WhatsApp o Signal.
La última redacción era similar a la adoptada por los diputados británicos al aprobar en septiembre de 2023, el proyecto de ley sobre seguridad en línea (Online Safety Bill) que también preveía el análisis automatizado de todos los intercambios electrónicos. No obstante, tras meses de debates, los diputados británicos incluyeron en el último minuto una cláusula que estipulaba que las medidas obligatorias de verificación de mensajes solo se impondrían “cuando la tecnología lo permita de forma efectiva”, posponiendo también de forma indefinida la aplicación de ciertas medidas.