Las apps que se basan en la geolocalización de las personas son un filón para los ciberdelincuentes
Las redes sociales tienden a ser cada vez más “GloCales”, un término inventado por los gurús norteamericanos que demuestra que, por medio de la digitalización los seres humanos pensamos de forma global, pero actuamos de manera local. Es el caso de Nextdoor, una app que sirve para conectar a los vecinos de un barrio para promover la economía circular. Un modo de vida no digital, pero conectado, que nos permite entablar relaciones personales con aquellos que viven cerca de nosotros.
Nada llueve sobre mojado. Esta no es más que la evolución digital de los anuncios por palabras que había antiguamente en los periódicos. Donde, además, podemos interactuar con los vecinos en tiempo real. De hecho es la enésima red social que surge con la vocación de geolocalizar a las personas. Sólo cabe recordar la casi extinta Foursquare o toda la información geolocalizada que obtenemos de plataformas como Google Maps o Wallapop.
Aún así, Nextdoor es una herramienta verdaderamente potente para conectar digitalmente con otras personas. Hasta el punto que, en Estados Unidos, los políticos tienen perfiles en Nextdoor para tomar el pulso de la calle y dar respuesta casi automática a las demandas y problemas de los ciudadanos.
Oportunidades para ciberdelicuentes
Pero, como en toda tecnología, Nextdoor también cuenta con “sombras” que pueden ser aprovechadas por ciberdelincuentes o incluso por personas con conocimientos informáticos básicos, pero mucha mala idea.
Al igual que las personas nos sentimos cómodas en nuestras áreas de confort, también tendemos a confiar más en quienes forman parte de ella. Es decir, el hecho de que todos los días nos crucemos con alguien por la calle, hace que nos parezca más cercano.
El estudio de Better Business Bureau
De hecho, un estudio realizado por la ONG Better Business Bureau pone de manifiesto que las personas con edades comprendidas entre los 35 y los 54 años son las más susceptibles de ser estafadas porque confían más en la gente de su alrededor. Quizás esta sea una de las razones por las que Nextdoor es el caldo de cultivo ideal para los timos y engaños.
Aunque la app solo permite registrarse en su plataforma a personas que certifican que viven en una casa específica de una calle concreta. Los ciberdelincuentes saben que hay quienes confían ciegamente en las recomendaciones de los vecinos a la hora de elegir un producto o servicios. Son estas personas las que en muchas ocasiones llegan a ser estafas.
Además, Nextdoor comparte el nombre completo y parte de la dirección de los usuarios con sus vecinos de manera predeterminada. Por ello, es una herramienta magnífica para que los delincuentes obtengan todavía más información de sus víctimas por medio de la denominada “ingeniería social”. Es decir, cuando los criminales localizan a sus posibles objetivos, los estudian desde todos sus perfiles sociales para hacerse una idea de sus vidas. De tal modo, saben cuándo están de vacaciones, cuando está la casa vacía o, incluso, en qué banco tienen sus ahorros o en qué colegio estudian sus hijos.
¿Qué podemos hacer?
No hay que preocuparse tanto en una red social en concreto como en la identidad digital que tenemos.
“No hay que preocuparse tanto en una red social en concreto como en la identidad digital que tenemos. Lo primero que debemos hacer para comprobar qué información podría obtener un ciberdelincuente sobre nosotros es hacer una búsqueda en Google de nuestro nombre y apellidos. Es sorprendente la cantidad de información que hay en Internet y, sobre todo, es inquietante ver cómo, si se unen las piezas de ese puzzle, todo lo que se puede saber sobre la vida de una persona”, señala Hervé Lambert, Global Operations Manager de Panda Security.
Por todo ello, antes de comenzar a usar aplicaciones como Nextdoor, hay que plantearse si la información que se va a obtener es o no veraz. Por ejemplo, antes de contratar a un vecino para que te haga un porte en su furgoneta o te arregle un grifo del baño, deberías investigar sobre esa persona en Google, de la misma manera en la que un ciberdelincuente lo haría sobre ti.