Hace algunas semanas el programa La Voz Kids tuvo que suspenderse en Rusia por un ciberataque. Sin embargo, el culpable no fue un hacker malintencionado que instaló un malware para fundir las pantallas a negro, sino un ejército de bots contratado por una pareja de multimillonarios para influir en los resultados del programa.
Se trata de los progenitores de una de los participantes del concurso llamada Mikella Abramova, de diez años. La madre de la niña es Alsou, una famosa estrella del Pop en Rusia, mientras que su padre es Yan Abramov, un conocido hombre de negocios al otro lado de los urales.
Aunque el resultado del ataque no tuvo mayor consecuencia que el disgusto de unos cuantos niños que competían por ser la voz infantil más conocida de su país, este hecho pone de manifiesto lo fácil que resulta modificar el mundo con conocimientos de hacking o el dinero para comprar este tipo de ‘servicios’.
“Esta noticia, que hace algunos años nos hubiera parecido el guión del próximo capítulo de Black Mirror, es la demostración de que los hackers van siempre un paso por delante y que son capaces de hacer cualquier cosa que se les ocurra. Cada vez es más evidente que la ciberseguridad es algo que va más allá de nuestros dispositivos y que nos afecta también a nuestra vida personal, hasta el punto de que deberíamos acostumbrarnos a verificar siempre cualquier información que leamos o veamos en Internet, advierte Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager de Panda Security.
De hecho, no hace falta ser una pareja de multimillonarios para ejercer este tipo de ciber influencia en la sociedad. Para hacernos una idea, los padres de Mikella Abramova,pagaron los servicios de una red de hackers que envió un total de 8.000 mensajes de texto desde 300 teléfonos durante el rato que duró la votación.
Aunque desconocemos cuáles son los ‘honorarios’ de los ciberdelincuentes que llevaron a cabo la campaña, el coste real realizar este ataque no es especialmente alto. Hay que tener en cuenta, que no hace falta usar smartphones de última generación, sino teléfonos bastante básicos que solo necesitan ser conectados a un ordenador con el que darles las órdenes precisas.
Por tanto, la inversión en hardware no es demasiado abultada, teniendo en cuenta que, de forma legal, estos aparatos pueden comprarse al por mayor por un precio que no supera los 100 euros la unidad. Pero, si a ello le añadimos que muchos hackers se sirven de redes organizadas de robo de móviles, podríamos decir que los responsables del ataque no habrían gastado más de 10.000 euros en adquirir los terminales de forma ilegal.
A ello, habría que añadir el software para manipular los móviles. Si los hackers que hicieron esta campaña fraudulenta compraron en la dark web algún tipo de motor para la generación de mensajes desde móviles no debieron pagar más de 5.000 euros.
Aunque, si ellos mismos desarrollaron el software, solo habría que contabilizar el gasto que supone las horas de conexión a Internet y la electricidad necesaria para hacer funcionar una computadora que, por muy equipada que esté, no consume más que un ordenador personal normal y corriente.
Granjas de Trolls en rusia
Por desgracia, el caso del fraude en la versión rusa de La Voz Kids no es el único caso de manipulación mediática por medio del hacking. Aunque se trata de un método realmente barato para influir en la sociedad, también ha habido verdaderas campañas de desinformación que han contado con inversiones multimillonarias.
Es el caso de las últimas campañas electorales en Europa y Estados Unidos donde se vio que los grupos organizados de hackers usaban estrategias de Marketing para llevar a cabo ataques de desinformación, en las que se usan bots pero también se compra espacios publicitarios en redes sociales.
Sin ir más lejos, un análisis de la Universidad de Nueva York muestra como durante la guerra de Crimea, se emitió aproximadamente 15 millones de tuits enviados desde más de 230.000 cuentas en redes sociales distintas. De estas, casi el 70% fueron emitidos por bots.