Durante los últimos meses de 2015, una generosa promoción de Primark comenzó a rondar por Facebook. La tienda de ropa nos hacía (misteriosamente) una oferta tentadora: darle un ‘like’ a una publicación significaba ganar un supuesto cheque regalo valorado en 500 euros. Pero ni la página pertenecía a Primark ni una sola persona iba a conseguir el dinero.
Se trataba de un fraude difundido por un perfil falso en la red social que muchos creyeron verdadero. Aunque en este caso la identidad suplantada fue la de una tienda, puede pasarle a cualquier usuario.
Si un día encuentras una página que suplanta tu identidad, o la de tu negocio, pero que nunca has abierto, hay una manera de eliminarla. Afortunadamente, Facebook tiene un mecanismo para denunciar y evitar que el impostor siga con su juego.
Lo primero que debe hacer un usuario en estas circunstancias es entrar a esa página fraudulenta (no podría alertar desde la suya), hacer clic en el botón con tres puntos colocado a la derecha de la fotografía de portada y seleccionar la opción “denunciar”. En la ventana que se abre entonces, tendría que seleccionar “denunciar esta cuenta” y, después, seguir las instrucciones que se muestran en pantalla.
No obstante, existe la posibilidad de que el presunto impostor le haya bloqueado para que no pueda acceder a su perfil. Si es así, el afectado tendría que pedir a sus amigos que lo denunciaran, con lo que recibiría un mensaje con un enlace en el que poder seguir el proceso.
También podría ocurrir que la persona cuya identidad se ha suplantado ni siquiera tenga Facebook. Para este tipo de casos, existe una sección para este tipo de casos en el centro de ayuda.
Sin embargo, sea cual sea el escenario, Facebook aconseja contactar con un abogado o algún tipo de regulador antes de ver el contenido que el defraudador haya colgado en el tablón de la cuenta falsa. El objetivo es informar de la situación y conocer las opciones legales de las que dispone el afectado.
Y en la red social no solo facilitan las cosas a los usuarios, también ofrecen información a las autoridades para conocer los ámbitos en los que pueden actuar y cómo hacerlo. Además, estos cuentan con un área donde presentar sus propias solicitudes relacionadas con una investigación.
Las repercusiones para el impostor dependen del uso que estaba haciendo de la cuenta falsa. En España, por ejemplo, suplantar una identidad ajena durante un periodo de tiempo prolongado, llegándose a asumir como propia (el defraudador hace creer al resto de usuarios que es otra persona), está considerado un delito por el Código Penal y castigado con penas de hasta tres años de prisión.
Si además el perfil falso se utiliza para conseguir información personal de otros usuarios con el objetivo de cometer otros delitos, la situación es aún más grave.
Esperemos que no te ocurra, pero si alguna vez te pasa a ti o algún conocido, más vale estar preparado y saber los pasos a seguir para tener la situación bajo control.