Los timos en Internet a veces no son más que una evolución de las típicas estafas que se popularizaron a mediados del siglo XX. La estafa de la estampita, el tocomocho y los engaños que jugaban con las emociones nunca se fueron. Y ahora se encuentran, más que nunca, en el ámbito digital.
La evolución digital del timo de la estampita
El presidente de Argentina, Javier Milei, seguramente sin pretenderlo, protagonizó uno de los últimos ejemplos del resucitado timo de la estampita. El presidente publicitó, el pasado 14 de febrero a través de sus redes sociales, la criptomoneda $LIBRA, cuyo colapso ha generado pérdidas masivas para los inversores que confiaron en el dirigente. Como ya hiciera Tony Leblanc en la película Los tramposos, Milei se vio obligado a hacerse pasar por un ingenuo profano en la materia cuando le comenzaron a llover las críticas por haber promocionado un producto tóxico.
El timo de la estampita, en su versión tradicional, consiste en engañar a la víctima utilizando uno de los pecados capitales más básicos del ser humano: la soberbia. El estafador se hace pasar por una persona ignorante e incluso con alguna discapacidad intelectual, que lleva una bolsa llena de billetes que quiere vender por mucho menos dinero de su valor real. El timador dice que son estampitas y el estafado cree que el que engaña es él.
Otras versiones del timo
En la versión digital, además del cripto fraude que ha tenido a Milei como cabeza visible, el timo de la estampita se ha representado de muchas formas. Hace unos años circulaba por la Red la llamada carta nigeriana en la que un presunto heredero de una millonaria fortuna originario de Nigeria solicitaba ayuda para cobrar su legado y pedía un adelanto para sufragar los costes notariales. Al final ni existía herencia ni el tonto era el supuesto nigeriano.
Aunque, según el Balance de criminalidad 2024, elaborado por el Ministerio del Interior del Gobierno de España, las estafas por medios informáticos se redujeron en el pasado ejercicio en un 3,1% en términos interanuales, éstas suman 414.133 delitos en el periodo anual de 2024 y 70.178 hechos registrados en el mismo periodo de 2016. Esto implica que en apenas 9 años los timos online conocidos en 2024 crecieron un 490,1% sobre las registradas en 2016.
Las estafas clásicas tienen mucho recorrido en Internet
El timo del tocomocho también ha encontrado su versión 2.0 gracias, principalmente, al phishing. En este remake online, la víctima suele picar a través de un correo electrónico en el que se le anuncia que ha ganado un premio. Pero para cobrarlo es necesario que aporte algunos datos personales. A veces, incluso, el estafador va a más y en el mismo mail solicita un anticipo para cubrir los gastos y tasas derivados de la transferencia del dinero.
Phishing, smishing y el engaño jugando con las emociones
El del inspector del gas ha evolucionado en uno de los timos más utilizados en Internet últimamente. Se trata de los típicos SMS o mensajes a través del Whatsapp en los que una supuesta institución como la Dirección General de Tráfico o una empresa relevante del sector energético, por poner sólo un par de ejemplos, reclaman una multa o una factura impagada y adjuntan un link para agilizar el pago. A este tipo de estafas se las conoce en el mundo online como smishing y son más habituales de lo que podemos pensar en un primer momento.
“Si recibimos alguna comunicación de este tipo debemos ignorar el mensaje y bloquear el número que nos la envía. Pero, si ya hemos picado y clicado en el enlace, debemos conservar todas las pruebas posibles y hacer capturas de pantalla”, aconseja Hervé Lambert, Global Consumer Manager de Panda Security, quien, además, advierte de que “si ya se ha proporcionado información bancaria, hay que ponerse inmediatamente en contacto con la entidad financiera para reportar el incidente y que se puedan adoptar las medidas oportunas”.
Jugar con las emociones siempre resulta rentable. El típico Whatsapp que se recibe con un supuesto mensaje desesperado de un familiar cercano. Por ejemplo de un hijo o de una hija, en el que se relata una situación grave que sólo se puede resolver con una transferencia de dinero. Es un engaño que, aunque pueda parecer lo contrario, está más vivo que nunca. Además, el desarrollo de la Inteligencia Artificial y la sofisticación de los deepfakes han puesto en el foco las llamadas estafas románticas. En las que las víctimas caen en las redes de un delincuente que, utilizando información y/o imágenes falsas de una persona atractiva o incluso de alguien conocido, construye una identidad con el objetivo de engañar, manipular emocionalmente y estafar. El último de estos engaños descubiertos se ha producido en Málaga donde una supuesta sargento estafó más de 300.000 euros a un septuagenario.
Fraudes online más comunes
Además de las adaptaciones de los clásicos, Internet ha sido cuna de otros muchos tipos de estafas nativas que han proliferado y se han mejorado a lo largo de los años. Y, como en todo, hay años en los que se lleva a cabo más un tipo de engaño. Y otros años en los que se ponen de moda otras estafas.
En 2024, los timos más utilizados en la Red fueron el smishing, o SMS falsificados.Estos sirven principalmente para sustraer información confidencial de tipo financiero, por ejemplo; las llamadas engañosas (también conocidas como vishing) en las que un supuesto representante de una entidad financiera o alguien de RRHH llama solicitando información u ofreciendo un trabajo; los fraudes de inversión que se propagan a través de las redes sociales; las estafas en compras online que se usan principalmente para robar datos sensibles y que suelen ser muy habituales en temporada de rebajas; y las cuentas mula, que son de las más peligrosas porque utilizan cuentas a nombre de otras personas para realizar lavado de dinero que proviene de actividades ilícitas.
Cómo detectar las estafas online
Aunque cada vez estamos más advertidos de este tipo de engaños y conocemos a personas que han caído en sus redes. No está de más tener en cuenta algunos tips para estar alerta y evitar ser una víctima más de estos ciberdelincuentes.
- En el caso del phishing, “tenemos que fijarnos en el remitente del correo electrónico y en el asunto del mismo. Normalmente, cuando se trata de un engaño el mensaje tiene un tono de urgencia. Y a veces está salpicado de errores ortográficos (aunque esto cada vez se ha mejorado más) y suelen redirigir a sitios web falsos”, alerta Lambert
- Cuando se trata de las estafas de compras online, hay que estar muy atento al tipo de descuento que ofrecen. Porque suelen ser bastante descarados y desconfiar si se reclama el pago a través de transferencia.
- Cuando supuestamente nos llaman del banco o de una empresa de reclutamiento nunca hay que dar datos personales. “Si se trata de nuestra entidad financiera, esta información ya la tiene, y si fuera una empresa de recursos humanos tampoco tendría sentido solicitar datos personales”, aconseja el directivo de Panda Security.
- En general, recela cuando se solicita información personal o cuando se apela a la urgencia para que rellenes algún formulario. Y comprueba siempre que el sitio web esté verificado.