Como cada año desde 2016, el 28 de septiembre se celebra el Día Internacional del Derecho de Acceso Universal a la Información. Se trata de una jornada para reflexionar y velar por el acceso a la información digital para todo el mundo. Al mismo tiempo, para que sea un vehículo que garantice otros Derechos, como la Libertad de Expresión, el Derecho a la Educación, el Derecho a la Libertad de Asociación y de Reunión, el Derecho a la Plena Participación en la vida social cultural y política o el Derecho al desarrollo social y económico . Y no sólo eso. Además, la Unesco designó este día para denunciar las violaciones de esos derechos fundamentales tanto en países desarrollados, como en dictaduras totalitarias y países en vías de desarrollo.
Sin embargo, en todo lo que se refiere a la información hay casi tantas sombras como luces. A día de hoy nadie se cuestiona todos los avances que ha generado la revolución digital. Sin embargo, el control que ejercen algunos gobiernos sobre la información, la generación de fake news y de bulos en las redes sociales hace que todavía sea muy necesaria una cautelosa vigilancia de su evolución.
Soluciones tecnológicas a bloqueos informativos
En este sentido, el férreo control que hacen países con regímenes totalitarios como Cuba o China sobre la información sigue siendo una de los mayores vulneraciones de estos Derechos fundamentales. En algunas geografías del planeta todavía es prácticamente imposible acceder a servicios tan extendidos en el resto del planeta como los buscadores Google y Bing (y todos sus servicios relacionados, como el correo electrónico) o a redes sociales como Facebook y Twitter.
“Sin embargo, lo maravilloso de la tecnología es que es muy difícil ponerle puertas al campo. Afortunadamente, para las personas que viven en estos países o quienes tienen que viajar a ellos, pueden servirse de innovaciones tecnológicas como la protección VPN (por sus siglas en inglés Virtual Private Network) que permiten conectarse a Internet con ‘túneles’ de datos privados, seguros y virtuales” destaca Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager de Panda Security.
En concreto, lo que hacen las VPN es encriptar toda la información que viaja desde un dispositivo hasta un servidor, para que el usuario pueda realizar sus actividades en Internet de forma protegida. Se trata de unos servicios con un uso cada vez más generalizado que sigue aumentando cada año.
“Sin embargo, el uso de estas redes no está exento de riesgos, ya que no todas son fiables. Pese a que el uso de una VPN te permite navegar de forma anónima, es importante conectarse por medio de proveedores de confianza, especialmente si tienes que acceder a sitios web sensibles o si se accede desde países en los que pueden monitorizar nuestro uso de Internet. El uso de redes profesionales, como Panda VPN, garantiza una protección adecuada para todas las actividades con el aval de una empresa de seguridad como la nuestra” añade Hervé Lambert de Panda Security.
El riesgo de las “burbujas impermeables” de ideas
Pero no todos los riesgos están en los países comunistas. También hay que tener en cuenta el auge de ideas extremas en occidente como el fascismo y el comunismo que, en ocasiones, se ven impulsadas por la forma en la que los algoritmos nos muestran la información que consumimos en las redes sociales o en los buscadores.
La tecnología que hay detrás de estas plataformas para mostrarnos información de nuestro interés es verdaderamente compleja y todavía no es perfecta. Por ello, en ocasiones, se puede llegar a tener la errónea idea de que la mayoría de la gente opina lo mismo que uno mismo. Es decir, cuando entras en una red social como Facebook o Twitter, la mayoría de post que leemos provienen de personas con ideas políticas y culturales similares a las nuestras. Esto puede hacer que algunas ideas se retroalimenten y, como consecuencia de ello, puedan generar una cierta polarización de la opinión pública respecto a temas concretos.
Un claro ejemplo de ello son todos esos grupos con ideas obsoletas e invalidadas por la ciencia como los defensores de que la tierra es plana, quienes creen que no se debe hacer caso de las recomendaciones sanitarias para evitar el contagio del Covid 19.
Y no debemos olvidar el fuerte crecimiento que han mostrado las fake news en los últimos años. Sin ir más lejos, durante los meses de confinamiento por la crisis del coronavirus, las fake news se convirtieron en parte de nuestro día a día, hasta el punto que el 52% de los españoles las recibió de manera habitual en sus plataformas digitales como las redes sociales, WhatsApp o simplemente mientras navegaban por Internet.
Aun así, hay que hacer especial mención al esfuerzo que están haciendo las grandes compañías de Internet y que seguirán haciendo, no solo en el día Mundial del Acceso Universal a la Información, sino todos los días. De hecho, las primeras medidas que se tomaron hacia una regulación de los contenidos digitales se tomaron en diciembre de 2016, solo un mes después de que se acordase la conmemoración del 28 de septiembre.
Ante las ideas extremas: consenso
En ese momento la Comisión Europea, junto a algunas de las grandes tecnológicas como Facebook, Microsoft, Twitter o YouTube firmaron un código de conducta, que las obliga a bloquear y borrar cualquier contenido de carácter xenófobo, racista y sexistas.
“Está claro que el problema aún no está resuelto, pero es muy gratificante ver como todos los actores que formamos parte del ecosistema digital nos involucremos para hacer que Internet siga siendo un entorno seguro en el que, lo más importante de todo son los Derechos fundamentales de las personas”, apostilla Hervé Lambert.