Hace unos días Twitter suspendió a la app Grindr de su plataforma publicitaria, porque un estudio de la asociación de consumidores de Noruega indica que la aplicación de citas entre gays no cumple con la normativa de protección de datos.
En concreto, el homónimo de la OCU española en Noruega asegura que la plataforma de citas Grindr pasa “cantidades significativas de información privada a anunciantes, sin el consentimiento explícito de los usuarios”, lo cual choca frontalmente con el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea (por sus siglas en inglés GDPR).
Poco después de que Twitter vetara de su plataforma publicitaria a Grindr, un portavoz de la compañía que rige la app de citas gay comentó que “la privacidad de sus usuarios, así como la seguridad de sus datos es prioritaria” a lo que añadió que la empresa “está implementando una plataforma de gestión de consentimiento mejorada para proporcionar a sus usuarios un control adicional en la aplicación con respecto a sus datos personales”.
Sin embargo, Grindr no es la única app que fue criticada por ‘la OCU’ noruega. Según su informe, publicado hace unos días, otras dos aplicaciones de citas como Happn, OkCupid y Tinder también podrían estar difundiendo información privada y personal de los usuarios a empresas publicitarias, como sus preferencias sexuales, ciertos datos de comportamiento y la ubicación precisa. De ser así, estas apps para ligar estarían violando las leyes de privacidad.
“Al descargar una app en el móvil, aceptamos tantos términos y condiciones legales que, en ocasiones, la mera aceptación de los Términos de Servicio ha sido considerada como una confirmación de que se desea recibir publicidad”, advierte Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager de Panda Security. Sin embargo, el GDPR exige que los consumidores den un consentimiento explícito e informado para que sus datos personales puedan ser utilizados para su comercialización” añade.
Por ello, es importante que sepamos qué se está haciendo con nuestros datos y quién puede tener acceso a ellos. En este sentido es aconsejable contar con medidas de seguridad que encripten todas las comunicaciones que salen de nuestros dispositivos, ya sean móviles, ordenadores o wearables. Porque, además del uso comercial que le puedan dar terceros a nuestra información, también encontramos siempre el riesgo de que algún ciberdelincuente se haga con la base de datos de usuarios de una de estas apps y haga un uso ilegal de ella.
Aunque las compañías tienen la obligación de notificar cualquier incidente de seguridad sobre los datos personales, la mitad de las empresas reconoce haber sufrido alguna fuga de datos en los últimos años, según la encuesta Intangible Assets Financial Statement Impact Comparison Report de 2019 del Ponemon Institute.
“Es decir, si nuestra información no queda encriptada desde el momento en el que sale de nuestros dispositivos, hay muchas papeletas de que algún dato sensible pueda filtrarse en internet tarde o temprano” apunta Hervé Lambert.
Por ello, debemos ser cuidados al descargar apps en nuestro móvil y solo hacerlo cuando provienen de fuentes fiables. Al igual que no le compraríamos medicinas a un desconocido por la calle, tampoco deberíamos descargar jamás una aplicación que no provenga de Google Play o de Apple Store. Por sentido común, jamás deberíamos descargarla .
Aun así, sigue habiendo muchas aplicaciones que al inciarlas, nos envían innumerables ventanas emergentes en las que nos piden acceso a ciertas funcionalidades de nuestros dispositivos. Cuando esto ocurra, deberemos dudar de por qué necesitan usar esas operativas y si la información que recojan pueda ser tratada con la intención de generar un perfil a partir de nuestra actividad diaria con nuestro móvil.