Para responder a cualquiera que se haya preguntado alguna vez por la capacidad de almacenamiento de datos del mundo, un equipo de científicos de la Universidad de Southern California realizó hace años una de las estimaciones más precisas hasta la fecha: 295 exabytes, es decir, 295.000 millones de gigabytes. Para llegar a esta cifra los investigadores sumaron la enorme masa de datos almacenados en 60 tipos de tecnologías distintas, desde ordenadores personales, CD y disquetes hasta libros y periódicos digitales.
El estudio, que fue publicado en la revista Science, también recogía otros datos más reveladores sobre la forma en que la tecnología había transformado la civilización en la primera década del siglo XXI. Por ejemplo, una de las preguntas que algunos especialistas en informática han venido planteando en los últimos años es si este crecimiento puede tener algún límite o, dicho en otras palabras, si nos quedaremos sin espacio de almacenamiento.
Los expertos, no obstante, son optimistas: hasta ahora la tendencia es que a medida que aumenta el volumen de datos que necesitan almacenamiento también se han incrementado y optimizado la capacidad y la eficiencia de los sistemas de almacenamiento. Por eso ingenieros y técnicos informáticos consideran que no es previsible que haya problemas de espacio de almacenamiento a nivel mundial a corto plazo (y en el largo plazo la computación cuántica puede abrir nuevos horizontes aún más eficientes).
Por sectores
Ahora bien, otra cuestión es si determinados sectores o grupos de usuarios pueden encontrar problemas puntuales. En este sentido la respuesta parece ser más compleja. Encontrar y asignar espacio de almacenamiento es una preocupación infraestructural muy concreta y es mucho más probable que los actores de las grandes tecnologías puedan aumentar por ‘fuerza bruta’ la cantidad y calidad de su espacio de almacenamiento, en detrimento de otros grupos con menos poder e influencia.
En este sentido será clave observar si la Ley de Moore (que afirma que aproximadamente cada 2 años se duplica el número de transistores en un microprocesador, aumentando su capacidad y reduciendo su coste) sigue siendo aplicable en la infraestructura de almacenamiento. La forma en que esta ley se materialice puede acabar contribuyendo a reforzar las desigualdades en el ecosistema digital.
Nuevas tendencias
Por otro lado, nuevas realidades como la blockchain apuntan algunas de las tendencias que marcarán el futuro del sector. Esta tecnología tiene una serie de ventajas en comparación con el almacenamiento centralizado. Pero no parece ser el camino a seguir para todos los sectores, debido a la desventaja intrínseca del blockchain bloating. es decir, los problemas de procesamiento al necesitar tener en cuenta un gran número de datos descentralizados. Sin embargo, algunas soluciones, como las basadas en el peer to peer o en sistemas menos sofisticados (que aprovechan el espacio de almacenamiento y la capacidad de CPU ociosas) también han demostrado ser interesantes a corto plazo para optimizar el espacio existente.
Finalmente, una cuestión mucho más problemática que encontrar un lugar para almacenar los datos podría ser la búsqueda y recuperación de los mismos. A medida que el volumen de datos aumenta, las capacidades de almacenamiento deberán incrementarse, así como las herramientas para manejar y recuperar sólo la información pertinente.