Todos hemos oído alguna vez eso de “Los niños vienen con un pan debajo del brazo” pero, si adaptásemos esta frase a la actualidad, sería más correcto decir “Los niños vienen con una dispositivo electrónico debajo del brazo”. Ordenadores, tablets o móviles con acceso a Internet forman parte de la vida de los niños con mucha más naturalidad que de la de muchos adultos.
Este acceso a la tecnología y a Internet desde tan pequeños hace que ahora los padres tengan que controlar, no solo lo que los más pequeños ven en la televisión, sino los contenidos que pueden llegar hasta ellos a través de la red.
Internet tiene muchísimas cosas buenas pero los niños están, en muchas ocasiones, desprotegidos frente a algunos peligros o personas malintencionadas.
8 cosas que no deben hacer tus hijos al navegar por Internet
1. Hablar con extraños
Redes sociales, WhatsApp… Son muchos los soportes a través de los que personas desconocidas pueden ponerse en contacto con tus hijos. La inocencia de los niños hace que, en muchas ocasiones, no vean peligro dónde sí lo puede haber. El anonimato en Internet es casi más peligroso que en la vida real.
2. Compartir información privada
En muchas de las acciones que realizamos cuando navegamos por Internet compartimos, de una forma u otra, información confidencial. Los adultos sabemos hasta dónde tenemos que llegar pero los niños lo ignoran. Por eso, debes hablar con tu hijo y hacerle ver los peligros que tiene facilitar determinados datos de forma pública.
3. Jugar sin límite de tiempo
Todos los niños quieren usar estos dispositivos para descargarse juegos con los que entretenerse y que les ofrezcan nuevos retos. En principio, esto no supone ningún problema hasta que todo su tiempo de ocio lo dedican a ello. Esto puede impedir una correcta relación con su entorno y con otros niños de su edad, así como hacer que dejen sus obligaciones para seguir jugando. ¿Nuestra recomendación? Asignar un tiempo para cada cosa.
4. Tener perfiles en Redes Sociales
Facebook, Tuenti, Twitter, Ask.Fm, Instagram… A día de hoy, hay multitud de plataformas en las que a los niños les gustaría estar presentes, pero ¿son recomendables? La edad en la que se puede tener una cuenta varía en función del soporte. Infórmate de ella cuando tu hijo te hable sobre eso y, muy importante, controla la privacidad de su información cuando accedan a ella.
5. Descargarse aplicaciones poco apropiadas
Las tiendas de aplicaciones como Play Store o Apple Store nos ofrecen miles de apps para facilitarnos la vida en nuestro día a día pero es fundamental saber qué nos descargamos y la información que damos y recibimos de esas ellas. No todos los orígenes de descargas son seguros ni fiables. Incluso dentro de la Play Store puedes encontrar app maliciosas que suscriban a servicios de SMS Premium o instalen otros programas sin tu consentimiento. Pide a tus hijos que te pregunten cuándo quieran descargarse una aplicación e infórmate sobre ella.
6. Acceder a webs con contenido no apto para su edad
Conscientes de ello o no, los niños pueden visitar páginas webs cuyo contenido no esté recomendado para ellos. En muchas ocasiones, no es suficiente con revisar el historial de navegación del ordenador, tablet o teléfono móvil. Decide con el control parental las webs a las que puede acceder y bloquea aquellas que no sean apropiadas para su edad.
7. Creer que han ganado un premio
Todos recibimos constantes invitaciones para unirnos a un sorteo o, incluso, anunciando que hemos ganado un suculento premio. Para hacernos con él, casi siempre tenemos que facilitar información personal. Es importante enseñar a los niños que nadie nos va a regalar un móvil de última generación solo porque les enviemos nuestros datos personales.
8. Sufrir ciberbullying o acoso
Puede ser de las últimas cosas de las que se enteran los padres ya que, por la gravedad de los hechos, los niños tienden a ocultarlo. El ciberbullying es el acoso entre menores realizado a través de la red. Está protagonizado por personas del entorno del niño, por lo que es importante observar sus reacciones cuando navegue por Internet o se relacione con otros menores a través de redes sociales. Así, podremos detectar si hay algo raro o cambia su comportamiento.